viernes, 6 de abril de 2012

Capitulo 31.


{-Narra Pilar-}


¿Qué era lo que sentía en estos momentos? ¿Rabia, dolor… vacio? No lo sabía exactamente bien, pero no quería seguir así más tiempo. Escuché su voz. Creí que alucinaba por un momento y fue un acto reflejo desear otra vez escucharla, la necesitaba más que a nada. Volví a escucharla pero esta vez más cerca, sí era real. Era él.


-          Pilar… - Decía en un hilo de voz conteniendo las lágrimas y acercándose poco a poco a mí. Le notaba con miedo. Me calmé, mi orgullo no dejaba que me viera más llorar. Si me veía me sentiría débil, no quería que me viese así. Le di la espalda. – Perdóname, te juro que fue un error. Yo solo te quiero a ti y no sé en lo que pensaba en aquel momento. Tú eres todo en mi vida y si no te tengo, no sé qué será de ella. – Comenzó a llorar. – Estoy muy arrepentido. Y entiendo que no quieras hablarme, ni mirarme. Pero necesito saber que me perdonas, no puedo seguir así, me estoy muriendo. Muriendo por ti. – Me di la vuelta, las lágrimas caían de sus ojos sin cesar. Tenía la cabeza mirando al suelo. Se dio cuenta de que le miraba e hizo lo mismo. En mi rostro se dibujaba una pequeña sonrisa de ternura. – Entonces… – Asentí sin pensármelo. - ¿Me perdonas? – Dijo entre sorprendido y alegre. Volví a asentir. Me abrazó con fuerza, estaba sonriendo mostrando todos sus dientes blancos y perfectos. Pero yo no podía, no era tan fácil. Se acercó con intenciones de besarme, me aparté.


-          No, Zayn, te he perdonado, pero no dije que fuera a ser todo como antes. – Fueron mis primeras palabras hasta entonces. ¿Quién me afirmaba a mí que no se iba a volver a repetir? Si había tenido el valor de engañarme una vez podía hacerlo dos veces.


-          Vale, sí, lo veo normal. – se sentó en la cama de Isa. Me incorporé para quedar más cómoda. – Te quiero. – Unas hormiguitas recorrían mi estómago, como en la primera vez que nos conocimos, como la primera vez que nos besamos. Todos esos momentos volví a revivirlos en mi cabeza. Miré las sábanas estaba empapadas de lágrimas. ¿Tanto había llorado? Me miré la mano, estaba vendada por Isa. Zayn desvió su mirada a ella y el rostro le cambió por completo. - ¿Qué coño has hecho? 


-          Me corté.


-          ¿Cómo? 


-          Cuando te fuiste esta mañana, el jarrón que había en la mesilla... – Señalé hacia el lugar donde hace unas horas estaba ese jarrón. – lo tiré cogí uno de los trozos del suelo y lo apreté con fuerza. – Hice una mueca de dolor al recordarlo.


-          Estás loca. – Me cogió la mano con cuidado. - ¿Está mejor?


-          Sí. A Isa se le da bien esto de jugar a los médicos. – Sonreímos.


-          ¡Hombre, pero si sonríes!


-          Claro, si quieres me tiro toda mi vida ahí amargada… - Silencio. – Por ti.


-          Nadie se merece tus lágrimas y menos yo. – Pasó su mano por mi mejilla con suavidad. Me estremecí. 


-          Creo que ya es tarde, ¿no? – Se miró el reloj que llevaba puesto en la muñeca. Asintió. Lo acompañé hasta la puerta. 


-          Por cierto. Mañana tengo día libre. ¿Te apetece tomar un café o algo? – No le respondí, no sabía si era bueno o no quedar con él. – Ya te llamaré y cuídate. – Me dio un beso en la frente y se fue. Volví a mi habitación y me puse el pijama, al rato tocó a la puerta Isa.


-          ¿Qué tal todo?


-          Le perdoné


-          ¿Sí? – Sonrió de oreja a oreja. – Aunque pienso que es un capullo y que no se merece una tía tan fantástica como tú. Pero todo el mundo merece una oportunidad, ¿no? – Reí de lo rápido que estaba hablando casi no se le entendía.


-          Sí, le he perdonado. Pero no va a volver todo tan bien como antes. Unas simples palabras bonitas no cambian lo que sucedió y el daño que me ha hecho.


-          Te entiendo. – Me abrazó. Necesitaba uno y más si era de ella.


-          Te quiero. – No es que se lo dijera mucho pero la verdad es que sí que la quería. Si estoy mal, ella está ahí. Si necesito algo, ella está ahí. En los buenos momentos, ella está ahí. Y ella sabe que yo siempre estaré ahí igual que ella hace.


-          Yo muchísimo más. – Me abrazó más fuerte aún. Empezamos a reír haciéndonos cosquillas y amenazándonos, pero siempre en broma. 


-          Una cosa. – Dije entre risas. Paramos. – Me ha invitado Zayn a ir a tomar un café mañana. ¿Qué hago? 


-          Lo que tu corazón desee. Pilar, son tus sentimientos no los míos. Esas cosas las decides tú. – Me dio un beso en la mejilla y se levantó, pues estábamos tiradas en la cama. Odiaba cuando decía mi nombre y no me insultaba, eso significaba que lo decía en serio. Da miedo cuando se pone así. 


-          Tengo sueño, mañana veré. – Aparté las sábanas y me metí en ellas. Isa hizo lo mismo después de ponerse el pijama. Ponía I love Irlanda y estaba dibujada la bandera de allí en grande, seguro que se la compró Niall. Me eché a reír yo sola. – Buenas noches, señorita Horan. – Reí de nuevo, pero esta vez un tanto exagerado. 


-          Buenas noches, imbécil. – Apagué las luces. Di vueltas en la cama pero no podía dormir. Recordé la pasada noche con Zayn y me acordé de que todavía no se lo había contado. 


-          Isa.


-          Dime, pesada.


-          No soy virgen.


-          ¿Qué? – Encendió la luz de golpe y fue corriendo a mi cama. – Estás tardando en contármelo todo, puta.


-          Oye, oye, sin insultos o nada.


-          Vale. Guapa, preciosa, hermosa cuéntame tu primera experiencia sexual. – Puso voz pícara. Me eché a reír, esto ya era demasiado.


-          ¿Te acuerdas dónde dormimos anoche? – Empezó a chillar como una loca.


-          No me cuentes más. – Se hacía aire con las manos. – Ya te vi yo muy contenta…


-          Sí, bueno…


-          Que sosa que eres, por dios. ¡Sigue!


-          Habló. Si quieres te lo cuento dando saltitos después de todo. – Rió. – Ocurrió y ya. Y bueno tampoco me arrepiento. Tengo la suerte de poder decir que he perdido la virginidad con alguien a quién amo y él también a mí, ¿no? – Silencio. – Porque me quiere, ¿verdad? 


-          Claro que te quiere, tonta. – Me miró mal pero enseguida cambió su cara y siguió preguntando. - ¿Y qué sentiste? ¿Disfrutaste? – Empezó a reír ella sola. 


-          Y a ti que te importa. – Isa puso cara de si estaba bromeando o algo así. – Pues… no estuvo mal. Me gustó. 


-          Normal. – Reímos de nuevo.


-          ¿Y tú con Niall? Que yo sepa eres virgen o miento. – Era mi turno de preguntas. Se levantó y volvió a la cama. Apagó la luz. – Eh, eh, ahora no te interesa hablar, ¿no? – Volví a encender la luz.


-          No hicimos nada. Le dije que era virgen y me contestó que él también lo era, cosa que no me creo. Pero ya no nombró nada del tema. – Suspiró. – A lo mejor no quiere que su primera vez sea conmigo. – Dijo las palabras primera vez entre comillas.


-          Si te ha dicho que es virgen será por algo, ¿qué gana mintiéndote? – Se encogió de hombros. – Pues eso. Que tengo sueño. – Apagué la luz. – Buenas noches, cielo. 


-          Buenas noches. – Me había gustado esta conversación, me había animado y hecho olvidar las cosas con Zayn.


A la mañana siguiente me desperté. Se olía a comida, y tenía hambre, así que me levanté dispuesta a por eso que olía tan bien. Me miré primero al espejo, menuda cara que tenía. Bueno, en casa tampoco es que fuera a ligar. Me puse las zapatillas y fui hacia la cocina. Paré de golpe en la puerta.


-          ¿Tú qué haces aquí?

1 comentario:

  1. Me encanta tu novela es genial, siguiente por favor y si no es mucha molestia pasate por el mio http://stolemyhearttt.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar