lunes, 23 de abril de 2012

Capitulo 33.


-Narra Harry-


Llegué a casa después de dar una vuelta por el parque. Llevaba varios días encerrado en mi habitación, sin ganas de hablar con nadie. Al parecer todos habían salido porque no estaba aparcado el coche. Entré a casa y el primer olor que percibí fu un delicado perfume que a mi impresión ya había olido antes. La radio se escuchaba de fondo, no muy alta y alguien de voz familiar cantaba delicadamente. La música venía de la cocina, abrí la puerta suavemente sin hacer ruido. Allí estaba Lucía, la mejor amiga de Eleanor con su precioso cuerpo que no lo recordaba tan perfecto. Estaba cocinando, preparando la comida.


-          Hola-Me dijo percatándose de mi presencia y con una sonrisa segura y demasiado bonita. Dejó lo que estaba haciendo para acercarse a mí y darme un beso en la mejilla que seguidamente se me sonrojó.


-          ¿Qué haces?-Me acerqué a la mesa donde preparaba la comida-Yo te puedo ayudar, se me da muy bien cocinar. Rebusqué entre los cajones en busca de mi gorro de chef que siempre me hace poner Louis cuando hago la comida. Lo encontré y me lo puse. Ella empezó a reir. Seguro que estaba ridículo pero al menos estaba sonriendo cosa que hacía que yo tambien lo hiciera, después de todo lo necesitaba.


Terminamos de prepararla y decidimos esperar a los demás para comer. Mientras la preparábamos, Lucía se manchó su camiseta de salsa. Subió al piso de arriba para cambiarse. Solo llevaba arriba pocos minutos pero ya tenía la necesidad de verla. Tenía algo que hacía que cuando estaba con ella me olvidara de Ann. Entonces, subí.


-Narra Lucía-


Mierda, mierda, me había manchado de salsa y seguro que la mancha no saldría. Con lo que me gustaba esta camiseta. Busqué entre las pocas cosas de Eleanor que Louis tenía por allí para cuando se quedaba a dormir. Me encontraba sin pantalones y sin camiseta. De repente unas manos recorrían mi cintura y la respiración de esa persona chocaba contra mi cuello haciendo que me estremeciera. Mis pulsaciones fueron acelerándose poco a poco, era él. Amaba su sonrisa, su pelo, su voz, todo. Ya desde que Eleanor estaba con Louis, Harry me empezó a gustar, pero él ni siquiera sabía de mi existencia. Era algo imposible para mí, y ahora encontrarme en esta situación, no sabía como reaccionar. Me di la vuelta con algo de miedo, pues no sabía si iba a contenerme al tenerlo tan cerca de mi. Nos encontrabamos a menos de cinco centímetros el uno del otro. Me miraba los labios, me mordí el labio inferior y no se lo pensó más para unirlos con los suyos. No podía creermelo, pero me dejé llevar. Seguíamos besandonos y a la vez andábamos. De la habitación de Louis pasamos a la suya. Me tumbó en la cama, su cuerpo pegado al mío sin llegar a aplastarme. Acariciaba mis curvas y eso provocaba que me estremeciese. Se quitó la camiseta acelerado y siguió besándome. Paramos al oir ruido de abajo, eran los chicos.


-          Mierda- dijo él. Cogí la camiseta que se había quitado Harry y me la puse rápido. Me venía por encima de las rodillas, así que me hice un nudo en ella. Olía a él. Harry bajó y mientras yo fui a por los shorts de Eleanor que estaban en el armario de Louis,
Bajé se pusieron a silbar y a hacer el tonto.


-          Idiotas- fui a la cocina a poner la mesa. Eleanor me cogió del brazo, me sentó en una silla y cruzó sus brazos, me hizo una mueca pícara. Una risa tonta salió de mi.


-          ¿Que has hecho ahora enana?


-          ¿Yo? Nada, nada.


-          Venga ya, tienes puesta la camiseta de Harry ¿y no has hecho nada?


-          Bueno... nos hemos besado.


-          ¿¡Qué!?- gritó demasiado fuerte y se tapó la boca -¿Qué?- dijo más flojo.


-          No hemos hecho nada, te lo prometo -Hubo un pequeño silencio porque Niall pasó por la cocina a por su plato, no podía esperar más para comer- Pero me hubiera gustado.

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