lunes, 19 de marzo de 2012

Capitulo 24. You tell me you love me


{-Narra Pilar-}


Todo esto estaba sacado de un sueño. Me gustó mucho el detalle de Niall hacia Isa. Y no decir de la canción que me había dedicado Zayn, More Than This. Lo amaba tanto, lo mejor que me había pasado desde hacía tiempo. Estos días eran los más felices de toda mi vida. Cada segundo que estaba con él lo deseaba más y más. Era como una droga, lo necesitaba cada cierto tiempo y junto a mí para ser feliz.  A todas horas.
El concierto había acabado y los chicos pasaron a los camerinos donde poder relajarse después del duro concierto lleno de emociones. Nosotras decidimos no entrar y dejarlos solos que descansaron. Nos quedamos viendo cómo recogían todas las cosas. Isa suspiró, pero un suspiro que transmitía amor.


-          ¿Qué te pasa, peque? – Le dije estrujando sus mejillas.


-          Niall… - Dijo con otro suspiro. – Que estoy saliendo con Niall James Horan. ¿Te parece poco? – Seguía diciendo con una sonrisa amplia y los ojos brillantes.


-          ¡Y yo con Zayn Jaawak Malik! – Grité no demasiado fuerte. Nos abrazamos con entusiasmo. Esperaba que Niall supiera cuidar de Isa, ella era muy frágil. Terminamos de abrazarnos y un hombre con barba y pelo rizado me dio en el hombro para que me apartara. Nos echamos hacia atrás parando unos altavoces enorme entre nosotras. Mi móvil vibró, lo saqué del bolso y miré los pantalones, era Zayn. Lo cogí.


-          ¿Si?


-          ¿Cómo que si? ¿Dónde estáis?


-          Viendo cómo desmontan esto. – Dije refiriéndome al escenario.
-          ¿Y qué haces que estás viendo eso y no estás besándome? – Reí.


-          Tonto. – Y colgué. Fuimos a los camerinos, recorriendo el largo pasillo. Se oían gritos de una de las habitaciones. Suponíamos de quiénes. Llamamos a la puerta. Preguntaron quién era y les contestamos con un “nosotras”. No nos abrieron. Volvimos a llamar.


-          ¿Quién es? – Decía Louis, de nuevo, entre risas.


-          ¡Comida! – Dijimos a dúo. Sabíamos que con eso nos abrirían.


-          ¡Voy! – Efectivamente lo hicieron.


-          ¿Y la comida?


-          Se nos ha perdido. – Dije con una sonrisa y levantando las manos en señal de no saber nada. Entramos y me abrazó.


-          Te lo perdono por ser tú. – Le di un beso en la mejilla. 


-          Oye, no acapares. – Dijo Zayn que estaba sentado en el sofá. Louis me soltó mirando a Zayn con una mirada desafiante. Me senté al lado suyo y me cogió poniéndome en sus piernas. Le cogí del cuello.


-          ¿Qué me habías dicho por teléfono?


-          ¿Yo? Nada. – Se hizo el disimulado.


-          Claro. – Le besé.
 

{-Narra Isa-}


Mientras Pilar y Zayn se besuqueaban, yo miraba a Niall con una sonrisa. Harry me vio y se dio cuenta de que nos estábamos mirando. Se levantó y fue echando uno por uno a los allí presentes, incluso a Pilar y Zayn. Nos quedamos solos. Me levanté, poniéndome a su lado. Me sonrió con aquella sonrisa que me encantaba ver. Era preciosa, ¿Cuántas veces os lo he dicho ya?


-          Me ha encantado. – Le acaricié suavemente la mejilla. Recordé el momento vivido hace apenas dos horas y un cosquilleo pasaba por mi cuerpo.


-          Y a mí me encantas tú. – Sonreí y agaché la cabeza de lo bonito que era todo. Mis mejillas en cualquier momento se volverían rosadas, sino lo estaban ya.


-          Lo sabía Pilar, ¿Verdad?


-          Y todos. – Estalló en carcajadas.


-          Qué bonito. Lo sabía todo el mundo menos yo. – Bromeé.


-          No, si quieres te pregunto a ti cómo hacerlo y todo. – Seguía riendo. Le seguí yo también. Nos miramos a los ojos, levantó su mano hacia mi mejilla juntando mi cara hacia la suya llegando a un beso. Nos hundimos en nuestros labios. Era relajante volverlos a sentir. Delicados y dulces, eran. Fueron minutos que pasaron como segundos. Llamaron a la puerta, nos separamos unos centímetros.


-          Chico enamorado, es hora de llevar a las señoritas a casa.


-          No, todavía, no. – Hice pucheros y agarré fuerte la mano de Niall. 


-          Es tarde, amor. – Dijo él haciendo que mi piel se erizara al escuchar la palabra amor saliendo de su boca para referirse a mí.


-          Pero vosotros no tenéis nada que hacer, ¿no? – Apareció Pilar entre todos. 


-          No, ¿por? – Habló, esta vez, Harry. Pilar y yo nos miramos sonrientes.


-          ¡Fiesta! – Dijimos a dúo. Louis nos imitó poniendo voz de chica. Indudablemente era el que más me hacía reír, era de lo más gracioso. Todos reímos.


-          ¿Os quedáis a dormir, entonces? – Habló Zayn emocionado.


-          Vale, pero sin pijama… - Puso una cara rara Pilar.


-          No, nos importa. – Le guiñó un ojo Louis. Esta le empujó y volvieron a reír.


Recogieron sus cosas, Pilar y yo esperábamos en la puerta. Terminaron y salimos. Nos dirigimos al coche, donde nos llevarían a todos a la casa de los chicos. Tras un camino cansado llegamos y entramos. Liam nos propuso algo para tomar, es un caballero, nosotras aceptamos.  Harry bostezó del sueño.


-          Chicos, voy a dormir. Mañana he quedado con Ann. – Inmediatamente fue arriba y se acostó.


Nos quedamos todos allí, menos Harry, hablando y riendo. Lo estábamos pasando tan bien que no nos dimos cuenta de que ya eran las tantas de la noche. Niall y yo estábamos sentados juntos. Le cogí del brazo y me acurruqué en él en señal de sueño.


-          ¿Quieres que vayamos ya a la cama? – Me ofreció dándome un beso en la frente. Asentí entre un bostezo. Nos levantamos cogidos de la mano, nos despedimos y subimos a la planta de arriba donde estaban las habitaciones. Ellos todavía no querían subir así que allí se quedaron. Entramos en su habitación, me impactó la preciosa guitarra que había colgada en la pared. Una cama individual junto a un espacioso armario. También podías ver una gran ventana que daba a los jardines y la piscina. Cuando fuera de día serían unas vistas estupendas. Aún así de noche también lo eran. La piscina iluminada con luces de colores quedaba preciosa. Niall abrió el armario.


-          ¿Quieres esta camiseta? – Dijo enseñándome una camiseta sin nada en especial de manga corta y algo ancha. – Me está grande así que supongo que a ti también.


-          Es perfecta. – Levanté la mano para cogerla, pero él la escondió dejando su mano y la camiseta detrás de él. Reímos. – Dámela. 


-          Primero, bésame. – Dijo poniendo morritos y cerrando los ojos. En ese momento de despiste intenté apoderarme de la camiseta, pero fue en vano. – Si lo quieres, lo único que tienes que hacer es besarme. – Volvió a decir.


-          No quiero. – Dije entre risas.


-          ¿No quieres? – Me cogió de la cintura y me acercó a él. Yo moví la cabeza hacia un lado poniendo resistencia. – Con que no, eh. – Me empujó hasta caerme boca arriba en la cama. Él se puso sobre mí poniendo sus manos en la cama. – La otra opción, es que te la ponga yo. – Decía mirándome de arriba abajo con mirada pícara.


-          Eso, no. – Seguía riéndome a carcajadas. Pasó su mano libre por debajo de mi camiseta haciendo que mi piel se erizara de nuevo. Iba subiendo más y más. Posé mi mano en la suya parándola. Nos miramos y le besé. Nos besamos mientras rodábamos por la cama. – Ya, dámela. – Nos separamos y finalmente me la dio. Me levanté de la cama poniéndome a espaldas de él. – No mires. – Le ordené.


-          Qué más da, princesa. – Decía quitándose la camiseta y desabrochándose el botón del pantalón.


-          Me da vergüenza. – Me puse colorada. Se quitó el pantalón quedándose en bóxers. 


-          Vale, vale. No miro. – Se dio la vuelta. Yo esperé para ver si se volvía, pero no lo hizo. Me cambié. Me giré y allí estaba en la misma posición. Me quedé mirándolo. Mirando su cuerpo, aquello de lo que tanta vergüenza le daba hablar. A mí me gustaba, era perfecto. Todo él era perfecto. - ¿Ya? – Dijo desesperado. 


-          Hace rato. – Comencé a reír fuerte. Me acosté en la cama mientras él se ponía unos pantalones.


-          ¿Y qué hacías durante el tiempo que ya estabas vestida? – Se acostó a mi lado.


-          Mirarte. – Dije decidida sin dejar de mirar hacia arriba. Él rió flojo.


-          ¿Yo no puedo mirarte pero ti a mi sí, no? – Asentí incorporándome quedando mirándonos frente a frente. Esbozó una sonrisa pícara mientras acercaba sus labios a mi cuello empezando a besarlo subiendo poco a poco hasta llegar a mis labios. Ni siquiera sé cuanto estuvimos así, realmente me daba igual. Solo pensaba en él y en mí, en nosotros. Porque ya hay un nosotros, lo hubo desde esta noche, en el concierto. Ningún chico en toda mi vida me había hecho cosa tan bonita, o la mitad de bonita, que aquello. Tuvimos que separarnos por culpa de un bosteza mío. - ¿Dormimos ya? – Me besó de nuevo, mordiéndome con suavidad el labio inferior.


-          ¿Pero vamos a dormir aquí, los dos, en esta cama tan pequeña? – Decía mientras nos levantábamos y movíamos las sábanas para adentrarnos en ellas.


-          Menos espacio; más juntos. – Rió. Nos metimos en la cama, yo en el lado derecho que es donde siempre duermo, una costumbre. Él en el lado izquierdo. Miraba hacia el lado contrario hacia él. Se acercó a mi abrazándome – Buenas noches, mi vida. – Me dio un beso en la mejilla.


-          Buenas noches. Te quiero mucho.


-          Que sueñes conmigo.


-          Se dice con los angelitos, Niall. – Reímos.


-          Eso mismo. – Teníamos mucho sueño, cerré los ojos y sin darme cuenta ya estaba durmiendo.




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